Del 16 al 17 y tiro porque me toca!

Los propósitos de año nuevo son poderosos

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Finales de diciembre. Son unos días un tanto especiales, entre celebraciones tan importantes como la Navidad y Año Nuevo. Cerramos un ciclo y, sin demora, empezamos el siguiente. Un cambio de ciclo es un hito, un punto de control, un momento para al reflexión.

En las empresas la legislación nos impone revisar, hacer balance del año. Hacer una foto y comparar cómo estábamos hace un año y cómo estamos ahora. Se exige una explicación, al menos contable, de qué tal vamos en los negocios.

En nuestra esfera personal también deberíamos hacer balance sobre qué tal vamos por la vida: en qué hemos sido mejores este año y en qué no hemos progresado adecuadamente. Una evaluación según nuestro punto de vista y nuestras expectativas más íntimas. Y reconocer que hemos crecido, que nunca el tiempo es perdido. Valorar si hemos llevado las riendas de nuestra vida o si nos sigue arrastrando la corriente de la sociedad.

Una vez anotado (en un cuaderno, un archivo o, mejor, en nuestro corazón) el balance del año vivido, no podemos cerrar el ciclo sin proponernos nuevos propósitos para el nuevo año que empieza. Propósitos que recojan las enseñanzas del balance del ciclo anterior e incluyan los nuevos «retos» personales. Esos propósitos que nacen de nuestras ilusiones de un yo mejor que contribuya a un mundo mejor.

Y desde ahí, desde nuestros propósitos más ilusionantes, sacar los objetivos en la esfera profesional. Creo que sería un error hacerlo al revés: poner delante los objetivos laborales a los personales. Estaríamos poniendo el centro de gravedad de nuestra vida y, por ende, influyendo a nuestro alrededor, en una parte importante de nuestra existencia, pero no la principal.

Si hacemos caso de tantos consejos para el éxito empresarial y laboral, se nos insiste en que el éxito es fruto de aunar talento, dedicación y pasión. Para que un trabajo nos apasione tiene que estar alienado con nuestras creencias y valores personales. De ahí la importancia de definir unos buenos propósitos personales para el nuevo ciclo.

Hace tiempo, un amigo que sabe de estas cosas me dijo que las personas nos hacemos propósitos a diario, pero que existen tres momentos a lo largo de un año en que emitimos propósitos poderosos:

  • el día de nuestro cumpleaños,
  • al empezar el año,
  • y al volver de vacaciones.

Son tres momentos de cambio de ciclo. Así que aprovechemos el poder de este momento para imaginar cómo quiero ser, cómo va a ser esa mejor versión de mi mismo y pongámonos las botas, en forma de planes de acción, para andar el camino.